Gerardo Diego
Bahía
A Luis Corona.
Las semanas emergen
del fondo de los mares
y las algas decoran los bares
Para que tú te alejes y yo pueda cantar
esperaremos el regreso
del viento de artificio y de la pleamar
Por eso
y con un ruido que no es el de otras veces
en la bahía ha anclado
tu melena enmohecida
violín para los peces
y para los suicidas
Venid a ver las nubes familiares
en mi taller todas las tardes
Son los naipes del cielo que nadie ha marchitado
El humo de la fábrica
hizo su nido en mi tejado
para los fumadores
que en la cartera llevan
un muestrario completo de habituales colores
Y mientras yo modelo mi retrato columna
sobre los montes delicados
pisa desnuda la lluvia
En las manos me deja
su corona de espinas
y cantando se aleja
sobre los techos y los climas
Tu cabellera gime sin poder levar anclas
Embárcame contigo
timonel de las galernas
Que el enjambre goloso de tus lluvias
se me pose en el hombro y en la pierna
(De «Manual de espumas»)
Recital
Por las noches el mar vuelve a mi alcoba
y en mis sábanas mueren las más jóvenes olas
No se puede dudar
del ángel volandero
ni del salto de agua corazón de la pianola
La mariposa nace del espejo
y a la luz derivada del periódico
yo no me siento viejo
Debajo de mi lecho
pasa el río
y en la almohada marina
cesa ya de cantar el caracol vacío
Cuadro
A Maurice Raynal.
El mantel jirón del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte
Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina
Enmedio la guitarra
Amémosla
Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus del siglo o madona sin infante
Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla
Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida más bella
El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un transporte de pasión
canta el agua enjaulada en la botella
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